jueves, 8 de octubre de 2009


Se dice que nuestra vocación se empieza a observar desde que somos niños, mediante los juegos que realizamos. En mi caso esto es cierto, pues desde muy pequeña me llamó la atención la docencia, esa era mi diversión: jugar a “la maestra”, en donde yo, por supuesto, era la maestra (imitando el modelo de profesor de hace 40 años). Por esa razón decidí dedicarme a la docencia y estudié la licenciatura en matemáticas en educación, así como en física y química y cursos de inglés. Debo confesar que también me atraía la medicina, pero por cuestiones económicas, desistí de ella.
Pienso que la docencia es una de las carreras más nobles y satisfactorias. El saber que eres capaz de influir positivamente en la vida de otra persona, es simplemente maravilloso. Saber que tu esfuerzo, paciencia, perseverancia, vocación y preparación los condujo a aplicar ese enorme potencial, te hace sentir importante.
Es muy placentero cuando un exalumno se acerca a ti en cualquier lugar y te agradece el que hayas sido su profesor o que te diga que gracias a tus clases él no ha tenido problemas en la universidad y que va muy bien. Un ejemplo reciente (el semestre pasado) que me hizo sentir que mi trabajo tenía sentido fue cuando dando Biología y estando en el tema de sistema circulatorio, estudiando la función de cada uno de los componentes de la sangre (hemoglobina, plaquetas, leucocitos, etc.) les solicité sus análisis de laboratorio de sangre (completos, QS y BH) para que ellos mismos interpretaran sus resultados(confirmándolos posteriormente con el médico de la institución); una alumna resultó con problemas renales, pero todavía tratable, a tiempo de evitar la insuficiencia renal.
El ser profesor de EMS me implica un gran compromiso porque de nuestra labor va a depender el futuro profesional de muchos jóvenes que a su vez tendrán que servir a su sociedad, misma que les está exigiendo una mayor competitividad, dado el mundo globalizado en que estamos viviendo.
Reconozco que no todo es color de rosa, también hay situaciones muy decepcionantes, como cuando sé de alumnos que ingieren alcohol o drogas a pesar de las pláticas, o a exalumnos que no fueron aceptados en la universidad, o cuando simplemente ya no quisieron seguir superándose.

Mi aventura de ser docente


El ser docente es todo un arte. Pareciera que es una tarea muy fácil, sin embargo, los que estamos frente a un grupo de jóvenes con todo un potencial dentro, sabemos que no es así. Tenemos día tras día que ir implementando técnicas, métodos y estrategias que nos ayuden a mejorar nuestra práctica docente, que nos ayuden a facilitar el aprendizaje a nuestros alumnos, se requiere también de una verdadera vocación de servicio. Esto no se logra de la noche a la mañana. En nuestros inicios tuvimos que pasar por tantas experiencias, cometimos errores, hubo cosas que no nos funcionaron, la paciencia se nos agotaba, no teníamos seguridad ni control en el grupo. Es difícil creer que algún docente no haya pasado por esta situación. Yo he pasado por tantas que algunas ya se me olvidaron.
Los docentes tuvimos que haber decidido entre, hacernos nuestro trabajo fácil y placentero ó hacérnoslo desagradable; y aburrirnos y aburrir a nuestros alumnos. Yo he elegido pasármela bien disfrutando de ver cómo aprenden mis alumnos. Porque además, aprendemos todos, tanto los alumnos del profesor, como el profesor del alumno, el estudiante del estudiante y el profesor del compañero profesor. Todo aprendizaje es una oportunidad para sentirse con vida, joven, una oportunidad para no envejecer rápido. Yo me contagio de la energía y optimismo de mis estudiantes.
Este momento es el que nos motiva y nos hace reflexionar en lo valioso de nuestra labor. El escuchar a nuestros alumnos cuando expresa sus ideas, cuando toma decisiones, cuando argumenta utilizando lo aprendido y cuando concluye sus estudios y es contratado para algún trabajo, nos hace sentir que ha valido la pena el esfuerzo.
Así que debemos estar actualizados, siempre motivar al estudiante para que le encuentre sentido a lo que le presentamos, explicarles el por qué de cada aprendizaje , conducirlo a que él mismo vaya construyendo y descubriendo conocimientos en armonía con sus compañeros, hacer de la docencia una verdadera aventura.

Los saberes de mis estudiantes

En base al diagnóstico realizado en un grupo (relato lo de un grupo solamente, aunque lo estoy haciendo con todos mis grupos) de segundo grado de bachillerato (seleccionado al azar) pude darme cuenta de que mis alumnos, originarios de zonas rurales y suburbanas, l utilizan Internet como: en un 100% como reservorio, es decir, para realizar sus tareas e investigaciones de las diferentes materias que estudian; además de esto, algunos de los mismos(40%)lo usan para bajar música , bajar películas (5%), y suben fotos (40%) . Del total del grupo, un gran porcentaje (67%) usan el chat y el correo, y uno solo además de todo lo anterior, crea páginas Web y al mismo tiempo tiene su blog donde comparte poesía con personas de otros lugares.
Como se aprecia, hay un chico (llamado Marcelo) que sabe utilizar más la Internet, seguido por otro (Juan) que baja películas, música, programas y videos, por lo que la estrategia implementada es la siguiente: Marcelo trabajará con un grupo de 4 compañeros (los más hábiles después de él), les explicará primeramente qué es un blog, para qué les puede servir, les mostrará el de él y les enseñará a bloguear, para después enseñarles a crear el propio. Después de esto, cada uno de estos 4 alumnos ya instruidos, hará lo mismo con otros compañeros, de tal manera que un plazo de un mes, todos se hayan familiarizado con él. Después Juan tomará la batuta para enseñarles a agregar a esos blogs fotos (fotoblogs) y videos. Las primeras actividades se realizarán en casa de Marcelo y en la escuela. Después se realizarán en las casas de cada alumno instructor. Todo supervisado por mí.
Para finalizar el semestre se espera que todos estén habilitados en estos usos de Internet.